La agricultura urbana es una de las soluciones para asegurar la seguridad alimenticia en el planeta. Este es el pensamiento del permaculturista Geoff Lawton. Como uno de los primordiales promotores de la siembra en espacios pequeños, muestra que es posible generar distintos géneros de comestibles en espacios pequeñísimas. Para probar la eficiencia de este término, el especialista mostró el ejemplo de uno de sus estudiantes, que genera cientos y cientos de kilogramos de frutas, verduras y yerbas en su vivienda.
Angelo Eliade es un farmacéutico que vive en la ciudad de Melbourne, Australia. Estudiante de permacultura, en solo 4 años logro transformar su pequeño jardín, en una auténtica granja urbana. La casa es precisamente igual a las casas vecinas con un pequeño jardín en el frente. No obstante, al abrir la puerta, lo que ves es un terreno muy fértil lleno de vida en tan solo sesenta metros cuadrados.
«Se puede transformar cualquier propiedad en cualquier situación en un sitio que genere comestibles en abundancia», afirmó Lawton. La casa de la ciudad de Melbourne lo prueba. En el jardín de Eliade se generan anualmente setenta kilogramos de verduras y ciento sesenta y uno kilogramos de frutas. Las opciones incluyen: limones, manzanas, higos, cerezas, melocotón, uva, plátano, frijoles, pepinos, patatas, lechugas, zanahorias, ajo, caña de azúcar, entre otras muchas cosas.
El farmacéutico explica que no es preciso tener un conocimiento profundo de la materia o bien ser un especialista para empezar a plantar. No obstante, hemos de estar interesados en el tema para comprender el funcionamiento y la relación entre las especies y del suelo.
Uno de los primordiales consejos es siempre y en toda circunstancia sostener una buena diversidad de cultivos. Aun tratándose de espacios pequeños, se puede tener muchas especies diferentes medrando juntas. Eso sí hay que prestar atención a las peculiaridades de cada uno de ellos de estos y planear realmente bien la siembra para lograr el éxito.
También apuntó que los restos de la siembra jamás han de ser desechados. El valor de estos restos es grande, para ser empleados como abono orgánico, dando más nutrientes y sostener el suelo siempre y en toda circunstancia saludable. Afirmó que la primordial diferencia entre tener un jardín común y un sistema de esta clase es que la naturaleza toma el control del medioambiente por si acaso misma, lo que aporta abundantes beneficios a la biodiversidad local. Otra práctica es usar agua de lluvia capturado desde el techo de su casa para regar su jardín.
El proyecto empezó hace 4 años con la ayuda de Geoff Lawton desde ese momento Eliade apreció ciertos cambios esenciales en su vida, relacionados primordialmente con su salud. Afirma que ahora tiene hábitos y un modo de vida considerablemente más saludable, y sabe precisamente lo que come tiene un buen suministro de comestibles libres de polución con pesticidas y plaguicidas.
«La gente no tiene idea de lo que es posible en espacios pequeños. Esto puede acontecer en cualquier sitio, sencillamente se debe entender el potencial y hacerlo «, afirmó Lawton.
